viernes, 9 de abril de 2010

MUNDO INMUNDO, DOS

¿De verdad a nadie le importa la vida de las especies marinas? ¿Nadie puede hacer algo para contrarrestar las muertes de ballenas, delfines y otros especímenes en peligro de extinción o a punto dé? Hoy leí en el periódico que además de la cacería comercial, el uso indiscriminado de redes marinas, la contaminación en los mares, fenómenos naturales como “El Niño” y “La Niña”, los pinches narcotraficantes están atentando contra la existencia de ballenas y delfines.

Los narcos colocan trazadores de cianuro, NK19, como señalizaciones en altamar para que orienten a sus aeronaves cargadas de droga. Ese cianuro desperdigado por el mar ocasionó la muerte, tan sólo en enero de 1995, de 267 delfines, 215 aves marinas, 51 lobos marinos y ocho ballenas. Sumen, pues, las muertes que van desde ese año hasta hoy.

En todas las notas que leo respecto de este tema, la Semarnat sólo aparece para dar datos de la mortandad de las especies, pero nunca expone acciones que implementará para combatir la desaparición de la fauna marina o terrestre. Bueno, lo que ya sabemos, las secretarías en este país sólo sirven para enriquecer a sus dirigentes y/o como trampolines políticos. Noticias de ese tipo me deprimen un chingo y medio. Neta, pinche país, pinche mundo de mierda.      

miércoles, 7 de abril de 2010

OTRA LOLITA PARA EL CONSUMO DEL RESPETABLE


Esta niñita con cara de cójanme-todos-a-la-vez hace varios meses traía locos a los gringos por su canción I Kiseed a Girl. La rola no me parece mala, menos el video, en el que Katy Perry nos muestra su cuerpecito digno ya de prolongadas e intensas sesiones del apareamiento más brutal. Sólo una sociedad como la estadounidense, de tan falso puritanismo, puede producir estrellitas como Katy para que sus juventudes se enajen con ídolos de microondas de supuesta irreverencia e iconoclastia sexual, y que de paso, escandalicen a los sectores más reaccionarios y conservadores, dueños de una inocencia asquerosa, que reacciona -según ellos- iracunda ante los ires y venires 'éticos' del mercado musical global. Bueno, a quién le importa que Katy Perry sea una cantantita de moda, lolita pasajera y que Estados Unidos apeste; lo importante de este asunto es que la Perry mueve al onanismo más superficial pero también rico o, al menos, a nutrir el gusto pecaminoso por las jovencitas, ¿qué no?