miércoles, 10 de febrero de 2010

MALA COSTUMBRE


Tengo una sacrosanta mala costumbre: salir de casa con el dinero "justo". ¿Justo para qué?, sepa la chingada. Y no es por las consabidas cuestiones de inseguridad que imperan en esta monstruópolis nuestra de cada día, o para restarle ceritos a mis gastos quincenales, sino... sepa la chingada. Ayer, 20 pesito sonaban en mi pantalón cuando salí de casa. No puede ser. Presupuse que esos varitos eran suficientes para enfrentar el día, pero no fue así. TODO el pinche día tuve antojo de un gran, gran, jumbo, café americano, pero las matemáticas no me iban a responder si lo hubiera comprado puesto que me habría quedado varado a medio camino entre la oficina y mi casa. Lo del antojo de café estuvo leve. Ha habido ocasiones, casi siempre de peda, en que me he quedado, efectivamente, a medio camino, sin dinero para el último camión a mi destino. De modo que me he visto obligado a caminar, caminar y caminar durante horas y horas rumbo a mi hogar. Creo que la última vez que me sucedió lo anterior fue en diciembre, mes de pedas a diestra y siniestra. Prometer que no lo seguiré haciendo sería una falacia tamaño kong. Mejor me repetiré cada día al salir de casa que mis Converse ya no aguantarán muchas "patas de perro" más, para ver si así ya no cargo sólo con 20 pesitos, sino con 30, por ejemplo.

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