martes, 12 de enero de 2010

ALGO SOBRE EL VIEJO DÁMASO MURÚA



La semana pasada una gripe, que parecían dos, me tiró en cama. Con un pretexto irrefutable para no ir al trabajo, me dediqué a leer entre cobijas y sábanas. Le tocó el turno a Amor en el Yanqui Stadium, de Dámaso Murúa, escritor sinaloense muy poco conocido y menos valorado, injustamente. Un suceso de hace varios años da prueba del valor ético y profesional como escritor de Dámaso.

Las autoridades culturales de Culichi City, entiéndase Culiacán, decidieron nombrar a Murúa Premio Sinaloa de las Artes, reconocimiento que se infería otorgado más por vergüenza y culpa por el olvido al que tienen sometido a Dámaso, que por verdadera revaloración de su obra. El autor de la novela El Güilo Mentiras, que podemos considerar de culto, pese a su gran necesidad económica les pintó unos ENORMES güevos a quienes querían condecorarlo con tal distinción y otorgarle no sé cuántos miles de pesos. No aceptó el premio. Y creo que a partir de eso, los responsables del Sinaloa de las Artes antes de nombrar a otro, para ellos, merecedor, preguntan si es aceptado o no.

Dámaso Murúa probablemente considere que un escritor exclusivamente comprometido con su obra no necesita de dádivas estatales u oficiales, porque su trabajo literario tiene como prioridad la autosatisfacción y el reto pretérito consigo mismo, no ganar becas, premios o quedar bien con los demás, menos con los neocensores de la literatura nacional, esos que arbitrariamente loan, desprecian o simplemente ignoran el trabajo del otro, siempre que no sea su amigo o cofrade, claro.

Amor en el Yanqui Stadium (Costa-Amic, 1978) tiene tres o cuatro cuentos con la altura para considerarse en cualquier antología nacional o internacional. Uno de ellos es un evidente y más que digno embrión de lo que hoy rifa tanto mercadológicamente: la literatura del narco. Otro, una especie de síntesis o imbricación, memorablemente lograda, de la historia de la literatura amorosa o sentimental, una moderna contextualización del drama de Helena de Troya en las cálidas tierras sinaloenses. Y uno más que es una tragicomedia ocurrida durante un juego de beisbol, deporte tan preciado para el autor.

El humor, la denuncia sociopolítica, la fascinación-terror por la ciudad de México, la delgada línea entre la crónica deportiva y el cuento, los juegos verbales y de adjetivación, los regionalismos con intenciones de universalización y, sobre todo, su único compromiso de contar bien una historia, hacen de Dámaso Murúa un escritor que hay que recuperar y revalorar.


2 comentarios:

  1. Me ha encantado lo que escribes sobre Dámaso Murúa. Empezaré a leerlo. Y efectivamente creo que en Sinaloa, como en todas partes, es muy difícil que los demás reconozcan el trabajo ajeno. Bien por Murúa, que no se rindió ante el poder del Príncipe.

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  2. Lo que mencionas sobre Dámaso se corresponde bien con el Dámaso que conozco. He tenido el honor de trabajar con él varias obras, "Amor en el Yanqui Stadium", fue una. Es un hombre de carácter. Un escritor que lo que busca cuando escribe es escribir lo que quiere. Buen conversador, pero no parlanchín. Hoy casualmente he encontrado tu blog (un amigo me mandó el vínculo), cuando precisamente hoy conversé con él para que me autorizara publicar una nueva edición del "Güilo Mentiras", que ya desde mediados de los 1970 le pedí publicar cuando se agotara la edición que me enseñó entonces, una de pocas páginas. Primero sacamos "El mineral de los Cauques" después publicamos "Tiempo regiomontano", "Vacum totoliboque" 1976, "Amor en el Yanqui Stadium" 1978, "Las playas de las cabras", 1979 y "Las redes rotas" 1979, aunque tal vez olvide algún otro. Ayer, abriendo unas cajas de archivo me encontré con "El Güilo Mentiras" y hoy Dámaso me autorizó publicarlo. En verdad es un autor que vale la pena leer y siguiendo tu consejo trataré de que lo recuperemos.

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