miércoles, 20 de enero de 2010

TETAS ON THE ROAD

Hasta hoy, las autoridades responsables del caso no han discernido si Cherelle May Dudfield, una heroica neozelandesa de 18 años, es más suicida que exhibicionista, o una exhibicionista suicida. Cherelle, seguramente cansada de que nadie le pidiera que mostrara sus tetas y menos que alguien quisiera pegarse a ellas como alicante, decidió exhibirlas, no se informó si son protuberantes o como dos tristes calcetines con canicas dentro, a los automovilistas que circulaban por una de las avenidas principales de cierta ciudad del sur de Nueva Zelanda. Cherelle, en el carril de en medio, toreaba el tránsito teniendo como capote sus dos lolas al aire libre hasta que un conductor, cuya tendencia sexual se desconoce pero se sospecha, la embistió. Cherelle no logró esquivar el bólido y rodó por el parabrisas, para después caer en el asfalto. Sin lesiones de consideración, Dudfield aceptó su culpabilidad, ignoramos si ya con las chichis fajadas, del delito de desorden público. El juez, cuyo nombre ha sido omitido sin razón explicada, le impugnó una multa de 275 dólares neozelandeses y tres meses de trabajo comunitario que, según fuentes no reveladas, consistirá en probar una nueva generación de sostenes de metaloterapia, en fase experimental 1, con arillos e imanes para disminuir histeria, bochornos premenopáusicos y toda consecuencia de insatisfacción sexual.

Con información del honorable periódico neozelandés Stuff Snuff!       

1 comentario:

  1. ¿Nada más por mostrar las tetas? ¿Y por qué nadie multa a los adefecios? Hay rostros que deberían ser ilegales.

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