
Me gustan las cosas que destruyen la belleza
tanto como la belleza misma, y a veces hasta más.
Damien Hirst
Sus intereses como promotor cultural, curador y empresario galerista lo llevaron a Nueva York. Ahí, su fama se consolidó mundialmente al formar parte de la mítica muestra colectiva Sensations. El mismísmo Rudolph Giulianni intentó censurar la exposición ante lo descarnado e impactante de la propuesta de los jóvenes artistas. El objetivo se le revirtió al implacable alcalde neoyorkino, y Sensations se convirtió en un suceso no sólo artístico, también mediático, sin precedentes.
En 2004, Damien convulsionó de nueva cuenta a las buenas conciencias y los automatismos artísticos propios de estos tiempos, con su muestra The Last Supper, destacó su representación de la Última Cena: trece cabezas de ovejas despellejadas ocupaban el lugar de Jesús y sus doce apóstoles. Antes ya había escandalizado a la sociedad estadunidense al referirse a los atentados contra las torres gemelas como “una obra de arte, de gran construcción dentro de lo visual”. Un año después, fue el primer artista en invadir Marte: a bordo del transbordador Beagle mandó una obra minimalista al planeta rojo.
Después de varios años de espera, Damien Hirst presenta su obra Mors Dei ad meliorem comprehensionem vitae sine deo in nave stultorum en la ciudad de México. La primera muestra individual de Hirst en Latinoamérica es posible gracias a la Galería Hilario Galguera (Francisco Pimentel, núm.3, col. San Rafael, México, DF), que con esta estupenda muestra queda inaugurada y desde hoy se constituye como una verdadera opción para el arte propositivo y poco convencional.
La exposición La muerte de Dios, hacia un mejor entendimiento de la vida sin Dios a bordo de la nave de los locos consiste en 28 esculturas y pinturas realizadas ex profeso para ser exhibidas en la ciudad de México, según el propio artista británico. A través de obras como “La ira de Dios (el terror es belleza)”, un pequeño tiburón conservado en una pecera con formol; “Ave María llena eres de gracia”, un cordero despellejado en posición de rezo y con una biblia entre sus pezuñas delanteras; “Dios sabe por qué”, corderos abiertos en canal y crucificados de cabeza; y “El sagrado corazón de Jesús”, un corazón de toro con decenas de agujas, escalpelos y navajas de afeitar clavadas, Damien Hirst transmite, con una intencionalidad más allá de sólo querer pasar como un “maestro del escándalo”, su concepción de la aniquilación de los absolutos ideológicos y doctrinarios: “Las ideas mueren, y para bien o para mal son remplazadas por otras. Pienso que casi todas las concepciones de Dios nacen del sentimiento colectivo de un complejo paterno universal y que superarlo bien podría beneficiarnos”.
Hirst, como buen ateo, siente una preocupación interna y estética por lo divino y sus resultantes dogmáticas. En el existencialismo de Damien, no obstante a ser plasmado de manera tan descarnada, puede advertirse cierto dolor ante el vacío intrínseco al ser humano. La trascendencia espiritual, la vida más allá de la corpóreo, todas esas promesas religiosas para después de la muerte están encapsuladas en vitrinas de cristal, y el pesimismo de la finitud humana materializado en el referente crístico por excelencia: el cordero, animale muerto y “desnudo” que expone su más recóndita corporalidad para escupirnos a la cara la imposibilidad de la vida eterna; la más grande promesa del cristianismo queda subvertida, abierta en canal y expuesta ante los ojos de todos como la imposibilidad total.
“Dios ha muerto (confirma Damien Hirst), o en el mejor de los casos está sufriendo una crisis de identidad, y me parece que ello sería una buena explicación de mucha de la mierda que ocurre en el mundo actualmente. Nacemos de la tierra y volveremos a la tierra. ¿Qué podría ser superior a eso?”*
no me parece arte esa basura... mera escusa para mal apropiarse del termino
ResponderEliminarPobre idiota...está algo depre el tipejo.
ResponderEliminarEl arte es una expresión pura del alma,por consecuencia ¡¡¡POBRE ALMA!!!tiene un espíritu totalmente destructivo,y para nada creativo...
Se basa en las cosas creadas para destruir.
totalmente de acuerdo!
EliminarEntonces hasta yo podría ser "artista". Algún pendejo con dinero que exhibe animales descuartizados debería estar tomando alguna terapia psiquiátrica porque es notorio su desprecio por la vida.
ResponderEliminarSe nota que no entienden nada, los que aquí han opinado
EliminarSe nota que la gente que aquí responde pretende saber más de lo que sabe.
EliminarEl Arte, con A mayúscula, no existe, existen los artistas. Y si estrella contra el suelo las ideas ortodoxas igual no deja de ser artista.
ResponderEliminarEl arte, querámoslo o no, es un subproducto cultural. El respeto a la vida es más grande que eso. Da lo mismo "saber o no sobre arte"... de hecho, eso es dar cuenta de la triste decadencia del arte elitista.
ResponderEliminarPara entender a un artista se debe ser un artista!!!
ResponderEliminarEl arte de exibir a un ser, no solo muerto, tambien mutilado, solo para satisfacer el morbo
ResponderEliminarQue más necesita experimentar el ser humano racionál.... Arte.... placer por como quedo e imaginar si sufrio para que tus ojos se deleiten de tan "magna" belleza?
ResponderEliminarEs interesante cómo este tipo quiere expresar la idea de "dios ha mueeto" con sus trabajos. De darle un vuelvo a lo que pueda significar la muerte/vida. Tocar en el fondo del alma de la sociedad, es lo que bien hace este tipo...
ResponderEliminarsaludos.!
Odio el arte extravagante, excesivamente caro y sin sentido, pero lo que más me molesta es que la gente le busque el sentido o la profundidad a este tipo de cosas y sigan agregándole valor a algo que solo sirve para que unos pocos se llenen los bolsillos vendiendo obras millonarias, mientras que muchos siguen muriendo de hambre.
ResponderEliminarMe parece mucho más interesante utilizar esos recursos en mejorar el mundo que mirar un animal muerto o un tiburón detrás de un vidrio.
Saludos!