viernes, 30 de octubre de 2009

CONDUCIR UN TRÁILER


Esta obra, meritoria del premio a mejor primera novela en La Semana Negra de Gijón, España, 2009, evidencia dos cuestiones: que la venganza como vórtice narrativo es tan antigua y recurrente que se ha convertido en un tropo literario, cuyos paradigmas torvos son perennes, y que el abrevadero estilístico por antonomasia de la literatura mexicana es el naturalismo.

Conducir un tráiler no es una novela del narco o de otros adjetivos de moda, como el hiperrealismo, sino de la única pasión auténtica y acendrada del ser humano: la violencia. Sobre el crescendo de acciones sanguinarias entre familias enfrentadas, ajustes de cuentas, suicidios y casos de brutalidad cotidiana, levita gloriosa una certidumbre ontológica cardinal: la maldad, el estado puro del individuo.

Rogelio Guedea, de trayectoria más bien poética, demuestra con su primer trabajo narrativo facultades valorables, con facilidad crea una historia de cualquier situación (tanto, que hasta por momentos se olvida de la historia central) y con humor particular resquebraja la atmósfera tremendista, propia del tema, para consciente o inconscientemente relativizar el nodo argumental inmediato, en virtud del posterior, obtenido por inferencia.

Más que una novela extraordinaria, Conducir un tráiler es desenfadadamente atípica. El reto de Guedea, por tanto, no será la consistencia prosística, sino el asidero omnímodo del drama.

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