miércoles, 3 de febrero de 2010

JIMBO SIGUE GOBERNANDO


No cabe duda, el mejor disco de los Doors es L.A.Woman, material que el hijo de puta Paul Rotchild, productor de todas las placas del grupo, no quiso financiar. Afortundamente, los Doors le tenían mucha fe a las rolas y decidieron pagarlo ellos mismos. Hoy rumbo al trabajo lo escuché completito. La voz admonitoria y aguardentosa del gran Morrison (quien moriría sólo tres meses después de haber terminado el álbum), combinada con las ahora sí buenas e intensas ejecuciones de Manzarek, Krieger y Densmore, me hicieron vibrar cabrón. Programé más de una vez los cortes que me parecen más sobresalientes y siniestros del disco, es decir, "Been Down So long", "Cars Hiss by my Window" y, por supuesto, "Crawling King Snake". No sé ni madres de inglés, pero puedo intuir que las letras de Jimbo son de un realismo trágico implacable, desoladoras, poéticamente misteriosas e inquietantes; son la visión atroz de un profeta existencialista sobre la apocalíptica y sicalíptica Los Ángeles. La historia y evolución del rock no sería la misma sin una producción discográfica como L.A.Woman.        

miércoles, 27 de enero de 2010

¡SANTO, SANTO!

Mi héroe máximo siempre ha sido Santo, el enmascarado de plata. Hace unas semanas compré su película más representativa: Santo contra las mujeres vampiro, y el fin de semana la disfruté enormidades. Las vampiras, con Lorena Velázquez como líder, son de una cachondería, en verdad, levanta muertos. Durante mi infancia vi casi todas las cintas del Santo. Fueron importantísimas para mí porque las aventuras del enmascarado de plata le aplicaban dos tres llaves magistrales a la tristeza y dificultades que pasé cuando niño. Todos los domingos acompañaba a mi mamá al mercado con la ilusión de que me comprara un muñequito del Santo, sí, esos baratos de plástico. Algunas veces era posible, otras no; pero aun así llegué a formar una colección considerable de luchadores, que, obviamente, perdí con el paso de los años.   

   Cuando me disponía a ver una película de ese inmortal de la lucha libre, pedía a mi mamá que me confeccionara una capa para tener la indumentaria completa, pues en una de esas visitas al mercado de la colonia ella me compró la mítica máscara plateada. En cuanto terminaba el filme, yo inventaba luchas contra seres de otros mundos o monstruos terribles, y en esas batallas imaginarias tenía que aventarme de mi litera a la cama de mis padres, sí, dormíamos todos en una sola habitación, para derrotar a mis enemigos. Las batallas a dos de tres caídas terminaron hasta que las tablas que sostenían el colchón de la cama ya no soportaron jugar a que eran el ring. 

   Hoy, después de haber gozado de nuevo Santo contra las mujeres vampiro, considero que ese personaje sagrado, sabio, valiente y caballeroso con las mujeres, del que todas las profecías, apócrifas, hablaban como el restaurador del orden y el bien, sigue luchando contra mis monstruos: depresiones, desalientos, desesperanzas y decepciones actuales. El poder de Santo está vigente en mí. Simón. 



jueves, 21 de enero de 2010

MARY-LOUISE PARKER RECOMIENDA...



Fumar mariguana. ¿Por qué chingaos? 

El cannabis es el mejor expectorante natural. La mariguana fumada dilata las vías respiratorias, dejando que entre más oxígeno a los pulmones. 

El cannabis disminuye la presión sanguínea, dilata las arterias y reduce la temperatura corporal, por lo que sirve para aliviar el estrés.

 Los ácidos cannabidiólicos se pueden utilizar como antibióticos para combatir multitud de enfermedades, por ejemplo la gonorrea. Según un estudio realizado en Florida en 1990, están también indicados para el herpes.

A diferencia del tabaco, que hace que las arterias se contraigan, el cannabis hace que éstas se dilaten. Puesto que las migrañas son resultado de la combinación de espasmos arteriales con una hiperrelajación de las venas, los cambios vasculares que produce el cannabis en la cubierta cerebral (las meninges) suelen hacer desaparecer los dolores.

El cannabis estimula el apetito, por lo que se ha manifestado como la mejor medicina para tratar la anorexia.

 La mariguana eleva el estado de ánimo, facilita la concentración y propicia un estado de bienestar y seguridad. Es un buen aliado para quienes tienen que sobrellevar enfermedades como el sida.

El cannabis es el mejor tratamiento para la demencia, la senilidad y tal vez para la enfermedad de Alzheimer, para recuperar la memoria a largo plazo y para otros muchos achaques. Ayuda a los ancianos a convivir con problemas como artritis o insomnio.
 

¡Advertencia! 96 grados Bucareli no se hace responsable de las recomedaciones vertidas en este post y no necesariamente comparte las opiniones de sus colaboradores. Pero de que Mary-Louise es una MILF deliciosa, que ni que.

miércoles, 20 de enero de 2010

TETAS ON THE ROAD

Hasta hoy, las autoridades responsables del caso no han discernido si Cherelle May Dudfield, una heroica neozelandesa de 18 años, es más suicida que exhibicionista, o una exhibicionista suicida. Cherelle, seguramente cansada de que nadie le pidiera que mostrara sus tetas y menos que alguien quisiera pegarse a ellas como alicante, decidió exhibirlas, no se informó si son protuberantes o como dos tristes calcetines con canicas dentro, a los automovilistas que circulaban por una de las avenidas principales de cierta ciudad del sur de Nueva Zelanda. Cherelle, en el carril de en medio, toreaba el tránsito teniendo como capote sus dos lolas al aire libre hasta que un conductor, cuya tendencia sexual se desconoce pero se sospecha, la embistió. Cherelle no logró esquivar el bólido y rodó por el parabrisas, para después caer en el asfalto. Sin lesiones de consideración, Dudfield aceptó su culpabilidad, ignoramos si ya con las chichis fajadas, del delito de desorden público. El juez, cuyo nombre ha sido omitido sin razón explicada, le impugnó una multa de 275 dólares neozelandeses y tres meses de trabajo comunitario que, según fuentes no reveladas, consistirá en probar una nueva generación de sostenes de metaloterapia, en fase experimental 1, con arillos e imanes para disminuir histeria, bochornos premenopáusicos y toda consecuencia de insatisfacción sexual.

Con información del honorable periódico neozelandés Stuff Snuff!       

martes, 19 de enero de 2010

¡MATA, ESCUINCLA, MATA!


Supongo que muy pocos consideran interesante el cine de Mario Bava, y muchos menos lo aprecian hasta la insanidad. El fin de semana Foxdine y yo vimos Kill, Baby, Kill (Operazione paura, título original en italiano, 1966), una de las películas de culto del director ítalo nacido en 1914 y muerto en 1980. A ella le divierte mucho el trabajo de Bava, lo considera Serie B, y tiene algo de razón. Yo diría que es, simplemente, fascinante, con todo y los evidentes problemas de presupuesto a los que tuvo que hacer frente y los escollos narrativos en los que caen sus tramas, siempre de terror, brujeriles, de maldiciones ancestrales, venganzas de ultratumba, todo con un tenor neogótico muy particular.

Mario Bava es uno de los fundadores del Cinema Giallo, el otro es el maestro Dario Argento; cine que encontró inspiración en la nota periodística amarilla y roja de los años sesenta y setenta. La obra cinematográfica de Bava, para dar otra referencia, es el prototipo de las películas de serial killers y psicópatas, Bahía de sangre, por ejemplo, tiene la paternidad de la interminable saga Viernes 13.

En Kill, Baby, Kill Mario Bava reincide en lo que parece haber sido su tema predilecto: el ajuste de cuentas, entre más sangriento, mejor. Una niña, que murió en un terrible accidente en una región de la provincia italiana más profunda, regresa del mundo de los muertos para cobrar venganza a los habitantes del pueblo que no hicieron nada por salvarla. Una serie de muertes inexplicables comienza a ocurrir, por lo que un médico forense eminente es llamado por las autoridades locales para que desentrañe el misterio. El final es chingón debido a la explicación parasicológica que hay detrás del origen de los acontecimientos sangrientos, a todas luces cagada y risible, en extremo para Foxdine, siempre racional e implacable para ver cine.

 Pese a las atmósferas seudoatemorizantes, montadas con utilería de segunda; el acartonamiento dramático de los actores, sobresale el del médico, y la rapidez con la que se resuelve el nudo argumental, Kill, Baby, Kill cumple con las expectativas. Las escenas mortales y la aparición fugaz pero inquietante de la niña, como la culpa insepulta de los casi responsables de su muerte, son regocijantes. Si hay algo de lo que no se debe culpar al gran Mario Bava, es de que su cine no haya sido honesto consigo mismo, tan honesto y válido como la fantasía más delirante de un niño.                 

lunes, 18 de enero de 2010

CHARLOTTE ROCHE, ANTIHEROÍNA ERÓTICA


Pensar en un parangón mexicano de una novela como Zonas húmedas (Anagrama, 2009) ópera prima de Charlotte Roche, es imposible. La escritora británica de 31 años logró escribir una especie de diario erótico carente de todos los supuestos que canónicamente suelen acompañar a la “literatura licenciosa”. La propuesta de Charlotte es simple y, por ende, acertada: una prosa directa, sin subterfugios seudosinestésicos o ridículamente  dizque transgresores, propios de los que se aventuran en el género, y una historia sencilla pero sólida y con varias aristas que la enriquecen problematizándola.

Zonas húmedas es la novela del hoyocentrismo, del absoluto femenino en cuanto a vagina, ano y boca. Helen, la protagonista, joven bisexual de 18 años, prefiere asir el mundo adulto, al que recién accedió más que gustosa por la permisibilidad que atañe, a través de sus cavidades. Helen puede descubrir el grado de neurosis de una mujer lamiéndole la vagina o paladeando el sabor de sus tetas, el carácter de un hombre viendo y después sintiendo el rigor de su verga y probando su prebenda seminal. Pero a la par que descubre al otro se conoce a sí misma por las respuestas sexuales que su cuerpo, en complicidad con su psique, le ofrece. De esa manera, Helen se construye una sexoteoría psicosociológica conductual tanto del género masculino como femenino, que poco o nada tiene que ver con el placer carnal llano.

Mención especial merece el culo de Helen. En algún momento de la novela, sentencia que el mejor sexo, o el verdadero, es el que se obtiene rememorando a Sodoma. Helen sufre y disfruta el mundo mediante su ano. Un padecimiento grave de hemorroides la confina varias semanas en un hospital, donde para no aburrirse evoca sus encuentros sexuales, con especial deleitación en los que su culo fue protagonista. Entre derramamientos de sangre por el recto y la excitación por los recuerdos, Helen planea, con una candidez infantil, que sus padres, divorciados, coincidan en una visita y comiencen a tratarse de nuevo para que reinicien su relación sentimental. 

Zonas húmedas expande y desacraliza el término erótico, donde mierda, menstruo y otras deyecciones consideradas non sanctas adquieren, muy lejos de la escatología sadeana, un cariz diferente, Roche las transforma a través de un "infantilismo sensorial" en materia propia de los placeres más gloriosos y, por consiguiente, en parte del eros más puro y totalizante.         

viernes, 15 de enero de 2010

GRAZIE MILE!


Gracias a Dios es viernes. Y por si esto no fuera motivo de regocijo y para seguir creyendo en la vida, propongo a la mujer más cachonda sobre este mundo al que llaman Tierra, para olvidar cualquier infortunio o pestífero oprobio. Cabría preguntarse quién disfruta más a quién, si SuperMegan Fox a la lencería Armani o viceversa. No quiero saber la hipotética respuesta. Neta que no.





jueves, 14 de enero de 2010

AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD



Para aquellas niñas delicadas y asépticas que se quejan de que el semen de alcohólico sabe a algo muy cercano a la chingada, una compañía farmacéutica de las europas tuvo a bien crear Sweet Release, medicamento dietético que, aseguran,  “en un mes de consumo dará un exquisito sabor a manzana al fluido masculino”. Si usted, nulo lector, es un atleta del alcohol y su mujer o pareja sexual le recrimina no su afición a la peda, de lo contrario no tendría vieja, sino ese “amargoso” sabor de su lechita, tome una cápsula de Sweet Release dos veces al día y terminará con todo pinchi reclamo histérico. El milagroso medicamento es 100 por ciento natural, pues está hecho a base de hierbas; la “botellita” contiene 60 pastillas y tiene un costo, por introducción, de 42.67 euros. Y si le parece que es una inversión excesiva sólo para la felicidad de su coitocompañera, Sweet Release reduce el colesterol y ayuda al sistema inmunológico, por sus propiedades antibacteriales y ácidos grasos como el Omega 3 y 6. Es decir, ¡toda una puta maravilla! En caso de que no tenga tanta solvencia de dineros, nulo lector, pues ya de perdida tómese su ron Glorias de Cuba o su marranilla, entiéndase mezcal Tonayan o aguardiente León, con refresco Manzanita, no con Squirt, por aquello de la acidez seminal. Digo, hay que ser puerco pero no tan trompudo.

miércoles, 13 de enero de 2010

¡TIERRA DE ZOMBIES (SIC)!



Soy fan irredento del tema zombi. Foxdine se burla mucho de mí porque cierta vez le confesé que uno de mis temores más grandes es que ocurra una hecatombe zombi, sí, que todos se anden tragando unos a otros a diestra y siniestra. Pues bien, no podía dejar de ver Zombieland, cuya traducción en esta ocasión es casi correcta, de no haber sido por la pendejada mayúscula de ponerle Tierra de zombies en lugar de Tierra de zombis. Los pendejos de la productora que distribuye la cinta en México no saben que la palabra angla zombie existe en español. En fin.

La película es, en general, muy cagada, pero salí del cine pensando en que si alguien que no tiene la fascinación por lo zombi la podría disfrutar. El humor gringo nunca se ha caracterizado precisamente por las carretadas de neuronas que lleva detrás, pero en el contexto zombiapocalíptico-fársico en el que transcurre la película lo hace disfrutable. Pero la neta es que a mí me atrajo más la violencia, una rayita más arriba de lo gore, con la que Woody Harrelson despacha placenteramente a decenas de infectados.
 
Mención aparte merece la aparición del gran Bill Murray, quizá lo recuerden en filmes tan chingones como Lost in Translation, en el que la supermami Scarlett Johansson se enamorá de él, y Broken Flowers, esta última del genial Jim Jarmusch. La actuación de Bill, como él mismo, es una autoparodia o un homenaje ante mórtem nada solemne con un final inesperado que, esto sí, provoca que te cajetees de risa. Seguro que eso es lo mejor de la cinta.

Zombieland no obtendrá ningún premio, ni siquiera el Chespirito (¡horror!), pero tanta moronga y vísceras por todos los rincones de la pantalla, además del redescubrimiento de la ricura Emma Stone, una de las protagonistas, hace que te olvides del pinche frío y de que aún sigue en el poder un tal Calderón, de quien no es difícil asegurar que tiene el cerebro zombificado (sic).


     

martes, 12 de enero de 2010

ALGO SOBRE EL VIEJO DÁMASO MURÚA



La semana pasada una gripe, que parecían dos, me tiró en cama. Con un pretexto irrefutable para no ir al trabajo, me dediqué a leer entre cobijas y sábanas. Le tocó el turno a Amor en el Yanqui Stadium, de Dámaso Murúa, escritor sinaloense muy poco conocido y menos valorado, injustamente. Un suceso de hace varios años da prueba del valor ético y profesional como escritor de Dámaso.

Las autoridades culturales de Culichi City, entiéndase Culiacán, decidieron nombrar a Murúa Premio Sinaloa de las Artes, reconocimiento que se infería otorgado más por vergüenza y culpa por el olvido al que tienen sometido a Dámaso, que por verdadera revaloración de su obra. El autor de la novela El Güilo Mentiras, que podemos considerar de culto, pese a su gran necesidad económica les pintó unos ENORMES güevos a quienes querían condecorarlo con tal distinción y otorgarle no sé cuántos miles de pesos. No aceptó el premio. Y creo que a partir de eso, los responsables del Sinaloa de las Artes antes de nombrar a otro, para ellos, merecedor, preguntan si es aceptado o no.

Dámaso Murúa probablemente considere que un escritor exclusivamente comprometido con su obra no necesita de dádivas estatales u oficiales, porque su trabajo literario tiene como prioridad la autosatisfacción y el reto pretérito consigo mismo, no ganar becas, premios o quedar bien con los demás, menos con los neocensores de la literatura nacional, esos que arbitrariamente loan, desprecian o simplemente ignoran el trabajo del otro, siempre que no sea su amigo o cofrade, claro.

Amor en el Yanqui Stadium (Costa-Amic, 1978) tiene tres o cuatro cuentos con la altura para considerarse en cualquier antología nacional o internacional. Uno de ellos es un evidente y más que digno embrión de lo que hoy rifa tanto mercadológicamente: la literatura del narco. Otro, una especie de síntesis o imbricación, memorablemente lograda, de la historia de la literatura amorosa o sentimental, una moderna contextualización del drama de Helena de Troya en las cálidas tierras sinaloenses. Y uno más que es una tragicomedia ocurrida durante un juego de beisbol, deporte tan preciado para el autor.

El humor, la denuncia sociopolítica, la fascinación-terror por la ciudad de México, la delgada línea entre la crónica deportiva y el cuento, los juegos verbales y de adjetivación, los regionalismos con intenciones de universalización y, sobre todo, su único compromiso de contar bien una historia, hacen de Dámaso Murúa un escritor que hay que recuperar y revalorar.